El 26 de marzo de 1988 un Betis en descenso (se encontraba en penúltimo lugar) iba a conseguir una victoria de vital importancia en el Nou Camp. Tras perder 4-1 ante el Cádiz, el conjunto verdiblanco visitaba en la jornada 30 a un Barcelona en mitad de la tabla, que llegaba tras ser eliminado en las semifinales de la UEFA ante el Bayer Leverkusen y tras perder 3-1 ante el Celta en Liga.
Anteriormente a este encuentro, el Betis solo había ganado 3 veces en el campo del Barcelona: 1-2 en 1934 (Copa), 1-3 en 1980 (Liga) y 1-2 en 1985 (Liga).
El encuentro se iba a jugar 4 días antes de la final de Copa entre Barcelona y Real Sociedad (30 de marzo), por lo que el conjunto culé iba a reservar a algunos de sus mejores jugadores como Bernd Schuster o Gary Lineker.
El Barcelona, entrenado por Luis Aragonés, jugó con Zubizarreta, Cristóbal, Migueli, Roberto, Julio Alberto, Víctor, Urbano, Calderé, Carrasco, Clos y López-López.
El Betis, entrenado por Pedro Buenaventura, saltó al Nou Camp con Cervantes, Calleja, Diego, Gail, Sánchez Vallés, Chano, José Luis, Julio, Gabino (Cristóbal, m.71), Yáñez y Rincón (Valentín, m.89).
Goles:
0-1 (minuto 15): José Luis, de penalti.
Partido arbitrado por el valenciano Peraita Ibáñez.
Realizó un partido muy serio el Betis en el Nou Camp, sabedor de que necesitaba los 2 puntos para salir de los puestos de descenso a Segunda. Dejando el balón a los culés, el Betis buscaba golpear a través de peligrosos contragolpes. Al cuarto de hora de juego, Zubizarreta derribó a Gabino dentro del área, decretando el árbitro penalti, que fue transformado por José Luis. El conjunto verdiblanco lo pasó mal en los últimos minutos de la primera mitad, que fueron todo un asedio del Barcelona, pero un gran Cervantes evitó el empate azulgrana. En la segunda mitad, los de Buenaventura maniataron a los locales, incapaces de crear peligro al marco defendido por Cervantes.
Con esta victoria, el Betis sumaba 24 puntos y salía de los puestos de descenso y tenía que recibir en la siguiente jornada al Murcia, también metido en la lucha por la permanencia.
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