A Mel se le ayuda exigiéndole, no ocultando sus errores

Mel sí se equivocó. Como cualquier entrenador y como cualquier persona humana. Mel se equivocó en el planteamiento del partido en el Santiago Bernabéu, un escenario poco indicado para probar experimentos, y el resultado fue el que fue.

Y el primero que debe saber que se equivocó es el propio Mel, porque ese es el primer paso para subsanar sus errores. Sus amigos y su entorno no le hacen ningún bien publicando en sus periódicos que no se equivocó, que la culpa es de los fichajes que faltan, que la plantilla no da para más (muy discutible) y que los que critican al madrileño son palmeros y acólitos que seguramente estén trincando dinero del club.

No, perdonen pero no. Ya basta de excusas que dañan al Betis y que confunden a parte de la afición. El entrenador del Betis se equivocó en el Bernabéu al igual que se equivocó, por ejemplo, en los derbis del 5-1 y el 4-0. O al igual que acertó en muchas otras ocasiones. La crítica, si es constructiva y se hace bien, siempre es positiva. Y un aficionado no es ningún palmero o acólito por pedir al entrenador del Betis que trabaje mejor tácticamente o que subsane sus errores. Porque, si no lo hace, seguirá cometiendo los mismos errores y en definitiva sería perjudicial tanto para él como para el Betis.

Tampoco le veo el lado positivo en excusar los errores de Mel comparándolo con Garrido o Velázquez, que lo hicieron peor en su corto paso por el banquillo bético. Pepe Mel ha hecho bastantes méritos en su trayectoria como entrenador del Betis como para que se use como argumento una comparación con Garrido o Velázquez, propio de mediocres y conformistas. ¿No había que poner la exigencia?

A Mel no se le hace ningún favor excusando sus fallos. A Mel se le ayuda exigiéndole y pidiéndole que rectifique sus errores, no escondiéndolos a base de excusas y de contar el mismo discurso que cada vez engaña a menos gente. Si Mel corrige sus errores y su trabajo se transforma en buenos resultados, será positivo para él. Para él y para el Betis, que al fin y al cabo es donde todos, o casi todos, coincidimos.