miércoles, 27 de septiembre de 2017

La paz de los malos

El Betis lleva tres victorias seguidas, ha vencido en el Bernabéu y ha goleado por 4-0 al Levante, amén de colocarse como 5º clasificado en la tabla de la Liga española. Es tiempo de alegría y así lo sabe y siente la afición del Betis, que disfrutó de lo lindo el pasado lunes en el Benito Villamarín.

Sin embargo, aún quedan buenos béticos que necesitan expulsar su desahogo y pululan estos días por las redes sociales dando lecciones a los malos béticos, esos que pedíamos un Betis mejor cuando caía goleado ante Eibar, Las Palmas, Granada, Alavés o Leganés y cuando cosechaba récords negativos uno tras otro. Los buenos béticos, esos que pedían paz social y silencio cuando los fracasos eran continuados, utilizan las victorias del presente para atizar a los malos béticos que, ahora sí, estamos encantados con nuestro equipo.

Es curioso que esos buenos béticos que ahora dan lecciones son los que estaban encantados con Poyet en el banquillo, con fichajes de medio pelo y buscaban cualquier excusa para defender las continuas humillaciones de un equipo que arrastraba el escudo del Real Betis Balompié. Los buenos béticos pedían estabilidad para el proyecto de Torrecilla, por lo que si fuera por ellos Don Lorenzo Serra Ferrer no estaría aquí y probablemente seguiríamos con el ahora director deportivo del Sporting y con Víctor Sánchez del Amo dirigiendo partidos -y ellos defendiendo todo eso, por supuesto-.

Los malos béticos somos totalmente contrarios. Somos los que protestamos en el fracaso y pedimos paz en la victoria, los que somos felices tras ganar 4-0 al Levante y no tras perder 4-0 con el Leganés, los que estamos encantados con Javi García o Guardado y no con los Manu Herrera o Zozulya de turno. Qué malos somos. Ahora sí, por fin, los malos béticos irradiamos alegría, porque tenemos lo que queríamos y pedíamos: disfrutar con nuestro equipo y sentirnos orgullosos de él. Y unos cuantos reproches e insultos de los buenos béticos no van a impedir nuestra paz y armonía, la paz y armonía de los malos y que debería ser de todo el beticismo.

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