domingo, 13 de diciembre de 2015

Incoherencias (o desvergüenzas)

Hoy no hay datos ni estadísticas. El partido de ayer no los merece. De nada sirve hacer dos encuentros buenos si al tercero vuelves por tus fueros. Hoy voy a hablar de incoherencias (o desvergüenzas).


Incoherencias (o desvergüenzas) como pedir a la afición que ponga "la exigencia, porque este club no se puede dormir" y solo unos meses después manifestar que "la exigencia no era para este año, sino para dentro de dos o tres".

Incoherencias (o desvergüenzas) como decir en septiembre "no le pongo un pero a la plantilla" y dos meses después, en noviembre, soltar un "el equipo es el que es, no da para más" (a esta incoherencia se le une la repercusión negativa que estas declaraciones pueden tener sobre los jugadores).


Incoherencias (o desvergüenzas) como, tras recibir por enésima vez un gol en los primeros minutos de partido, decir en rueda de prensa que no es bueno para el Betis que la afición pite en el minuto 8.


Incoherencias (o desvergüenzas) como dejar que pase 1/3 de Liga (¡¡1/3!!) para poner a Ceballos en su sitio, la mediapunta, y después de obtener mejores resultados volver a decir que debe ser mediocentro.


Incoherencias (o desvergüenzas) como ilusionar con un "nos gustaría llegar a la final de Copa" y 10 días después salir a empatar contra el colista de la Liga (por segunda vez, como en Granada) y acabar recibiendo otro baño táctico, uno más esta temporada. Por cierto, el papelito de sacar a Van Wolfswinkel en el 91' para perder tiempo y que te marquen en el 92' es ridículo, siendo generoso.



De otras incoherencias (o desvergüenzas) como llevar a Fabián a Gran Canaria para dejarlo fuera de la lista ya mejor hablamos otro día. Como de la pésima preparación física del equipo, otro aspecto que hay que pararse a examinar detenidamente, y esto ya no es solo cosa del cuerpo técnico.

El Betis necesita un entrenador que quiera crecer, como Pepe Mel en sus primeros años. Aquel que ponía al Betis por encima de todo. El Mel de ahora prefiere centrarse en tener la razón, llevarse los méritos y negar sus errores, aunque esto perjudique al equipo. El Mel de ahora prefiere culpar a su director deportivo, a los jugadores o hasta a la bendita afición del Betis con tal de no hacer un mínimo de autocrítica. El Mel de ahora comete un error muy grave, y es poner su figura por encima de todo y de todos en el Real Betis Balompié.

No hay comentarios:

Publicar un comentario